martes, 8 de febrero de 2022

Manuel de Sumaya, gran compositor mexicano virreinal

 


México tiene una cultura maravillosa, una de las más grandes y valiosas del mundo. México también  cuenta con una gran tradición musical, sin embargo mucho de esa música se desconoce por los mismos mexicanos ya que no se ha contado con la difusión de esta ya que mucha de ella se perdió y la que aun existe no se ha editado, hablando en especifico de la música del periodo de la colonia. El barroco europeo llegó a México y aquí se llevo a su máxima expresión pues se sumó el arte renacentista y barroco con la vanguardia del Nuevo Mundo.

Hoy hablaremos de tal vez el músico más grande y prolífico del continente americano durante la colonia: Manuel de Sumaya.

Manuel de Sumaya fue un compositor, organista, maestro de capilla y sacerdote mexicano nacido en la ciudad de México presumiblemente en 1678.

Su fecha de nacimiento no se sabe con exactitud pero lo que sí se sabe es que fue bautizado el 14 de enero de 1680, como lo comprueba su acta de bautismo localizada en el Archivo del Sagrario Metropolitano de la ciudad de México. 

Por el año 1690 entró a la capilla musical de la Catedral de México como seise, como estudiante del maestro de capilla Antonio de Salazar. En poco tiempo su talento y capacidad llevó al maestro Salazar a pedir su tutela. En 1694, Sumaya solicito licencia para aprender órgano por lo que el deán le otorgó treinta pesos y entre cincuenta y sesenta pesos al año para vestuario clerical y fue enviado con José de Idiáquez, uno de los mejores organistas de la Nueva España, con quien se perfeccionó en el clavecín y en el piano, además de ingresar al coro y ser asistente de su maestro al órgano.

En 1700, el maestro Antonio de Salazar, se retiró y Manuel de Sumaya, fue designado para impartir varias materias en la escuela los lunes y jueves.

En ese mismo año, Sumaya fue nombrado organista adjunto en sustitución del su maestro José de Idiáquez.

Siempre se ha hablado de un hipotético viaje que realizó Sumaya a Italia a estudiar, sin embargo no hay evidencias que lo comprueben. Aunque en las actas de la Catedral de México, cuando él era organista y ayudante de coro, no es mencionado entre febrero de 1700 y febrero de 1708 lo cual refuerza esta hipótesis, aparte de su súbita reaparición en 1708 para componer música teatral para el Palacio Real de México y todas aquellas maravillosas innovaciones en sus obras, algunas conservadas en el Fondo Estrada.

Se conoce que en 1708 se representó en el Palacio Real de México el drama “El Rodrigo” para conmemorar el nacimiento del príncipe Luis Fernando, con música de Sumaya y con su  libreto que al día de hoy está perdido por lo cual se supone fue una zarzuela.

Tres años después, Sumaya puso música a la segunda ópera compuesta en América:  La Parténope, compuesta con motivo del cumpleaños del rey Felipe quinto, sobre un libreto del italiano Silvio Stampiglia, por encargo del recién llegado virrey Don Fernando de Alencastre Noroña y Silva. Mismo libreto que Handel utilizaría años después.

El libreto de La Parténope, se conserva en la Biblioteca Nacional de México, aunque la partitura se encuentra perdida.

Tenemos muy poca información sobre el trabajo de Manuel de Sumaya como maestro de capilla, aunque esa misma información nos permite ver algunas de sus actividades. Podemos ver que cuando Sumaya fue nombrado maestro de capilla dirigió el coro, se encargo del cuidado del archivo musical, el resguardo de la capilla, la composición, la evaluación de los músicos, entre otras actividades. Se podría decir que él era el que dirigía la vida musical en la Nueva España.

Según los documentos, durante su estadía como maestro de capilla de la Catedral de México, aumentó el número de instrumentos de la capilla musical. 

En 1734 estaba constituida de violines, violas, violones, trompas, clarines, bajones, bajoncillos y otros instrumentos de viento. Además, la construcción del segundo órgano monumental de la Catedral de México se relaciona con la actividad de Manuel de Sumaya. 

La música en la catedral de México pasaba por un periodo glorioso al momento en que Tomás Montaño, amigo de Sumaya, fue nombrado obispo de Oaxaca en 1738. Sumaya decidió mudarse a la ciudad de Oaxaca  para ser nombrado maestro de la capilla de esa ciudad. El cabildo protesto la decisión de Sumaya de irse a Oaxaca debido a su excepcional talento, incluso su lugar en la Ciudad de México quedó vacante varios años en espera de su regreso. Sin embargo, nunca regresó, Manuel de Sumaya viviría en Oaxaca hasta su muerte el 21 de diciembre de 1755.

Por la poca información que se conserva podemos saber que la obra de Sumaya debió haber sido muy abundante. Gran parte de ella se perdió. Actualmente existen diversos proyectos para rescatar su obra, principalmente la conservada en la Catedral de México y en la Catedral de Oaxaca y se han encontrado partituras suyas en diversas iglesias y colecciones desde los territorios novohispanos, ahora Estados Unidos y Guatemala.

Su música demuestra multiplicidad de estilo. Se le considera maestro tanto del estilo renacentista como del Barroco. 

En su obra podemos ver la modernidad de la era borbónica, que podemos ver en el nuevo lenguaje tonal, la incorporación de arias y recitativos, del empleo de instrumentos de cuerda y de nuevos alientos, del uso de formas híbridas como las cantatas solistas que combinan elementos de la ópera italiana. 

En el Fondo Estrada se conservan 38 piezas de Sumaya.

El 23 de noviembre de 1939 Jesús Estrada presentó en un concierto, en el marco del Primer Congreso Nacional de Música Sagrada, celebrado en Ciudad de México, el villancico Ya se eriza el copete de Manuel de Sumaya. Fue tal vez, la primera ocasión que se interpretó música de su autoría en la modernidad.

El redescubrimiento y edición de esta música se debe a la labor de los musicólogos Robert Stevenson y Aurelio Tello, en la segunda mitad del siglo 20, con lo cual se han editado y grabado algunas de sus obras, aunque aun mucha de su obra no se ha editado ni digitalizado.

Michael Noel Dean dice que en la catedral de México y en la catedral de Oaxaca se conservan aproximadamente 50 obras de Sumaya en cada una. Además, que se han localizado 12 obras más en la catedral de Guatemala, 1 en la catedral de Durango, 1 en la catedral de Lima, 1 en el Colegio de las Rosas, y 1 más en una colección privada en la Ciudad de México.

Lamentablemente, no hay catálogo, ni información alguna para localizar su música. Además, que algunas partituras se han perdido, aunque hay transcripciones de ellas. Actualmente se le han adjudicado a Sumaya, 5 motetes y una misa, conservados en Oaxaca.








No hay comentarios:

Publicar un comentario