Incluso los conocedores de la música califican a la Ópera como exagerada. Es la manera exacta de describir un arte que alardea de tramas intrincados, letras incomprensibles, orquestación estruendosa, sobreactuaciones, y puestas en escena excéntricas y cantantes temperamentales. El adjetivo perfecto para describir esto es “operístico”.
A pesar de que la música clásica, o a veces mal llamada académica, puede parecer que no mueve las masas de la música comercial actual, la ópera tiene un grupo de seguidores muy amplio en todos los rincones del mundo, y cada día más personas descubren este arte y se vuelven fanáticas.
Aunque no seamos seguidores férreos de la ópera, la música de esta ha estado presente en algún punto de nuestra vida, desde alguna escena de una película o serie de televisión donde se interpreta o se utiliza algún aria de una ópera, hasta los dibujos animados como Bugs Bunny haciendo comedia mientras suena el Barbero de Sevilla.
Hoy vamos a aprender sobre el origen e historia de la Ópera. Desde su origen en Italia hasta sus representaciones hoy en día.
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Hoy presentamos: la historia de la Ópera.
El poder emotivo de la palabra aunque vasto, queda muy lejos del poder emotivo de la música. Esta cualidad de la música no es un secreto, y fue así que hace cuatro siglos el arte del teatro, la música y la danza se fundieron en un nuevo arte que sería llamado ópera. Inmediatamente logró un éxito rotundo que entretenía a todas las clases sociales, ya que se compuso desde ópera seria para la clase aristocrática hasta la ópera buffa para los plebeyos. Esto ocurrió en Italia, de ahí nace su nombre.
La ópera es un arte integrador, o compuesto, es decir, nace de la conjunción de varias artes. Empezando por la música, siendo esta la más importante, la poesía que se encuentra en su libreto, la actuación, danza, la escenografía donde conviven las artes plásticas y el manejo de luces, así como el vestuario y el maquillaje.
Dentro de la ópera, hay muchos géneros como lo son la Grand Ópera, la Ópera seria y Buffa entre muchas más que aquí te enlistamos.
Las óperas por lo general tienen entre dos y cinco actos y las bufas inicialmente tenían dos.
Las óperas de la primer parte del siglo XVII solían tener cinco actos, que luego se irían reduciendo.
Cada acto, a su vez, se divide en escenas, y estas en las siguientes partes:
– El Recitativo, se utiliza para exponer y hacer avanzar de manera ágil en la historia que se está representando. El recitativo en ópera Napolitana suele ser cantada, en la Francesa es hablada de forma expresiva; generalmente no posee un ritmo musical y puede enlazar con las arias.
– Las Arias, son lo más famoso de las óperas, son el rostro de ellas y lo que más recordamos por su poder expresivo y dramático.
Un aria en las óperas del siglo XVII y parte del XVIII se dividía en la «cavatina y la cabaletta». La primera, es lenta donde el cantante expone su timbre. La segunda parte, la cabaletta, es más rápida y el cantante aprovechaba para mostrar el dominio y virtuosismo de su voz.
– La Arietta, es una pieza breve y relativamente ligera .
– El Airoso: Se trata de una pieza intermedia entre el recitativo y el aria, por consiguiente sirve para enlazar y avanzar en la acción de la ópera.
– El Dúo: Un dueto tiene en principio el mismo sentido que un aria, pero como lo dice el nombre, dos personajes cantarán.
– El Trío: En este caso son tres los personajes que cantan. Son varios los casos donde interactuan tres personajes, unos declarando amor y el tercero en discordia.
– Hay Cuartetos, Quintetos y hasta Sextetos. Hay algunos compositores que llegaron a escribir arias para bastantes cantantes.
– El Coro: Es el conjunto de cantantes que cantan de manera simultánea.
– El Concertante: La ópera está cerca de terminar, así que se reúnen todos los personajes sobre el escenario, incluso el coro, para realizar una intervención conjunta.
– El Finale ultimo, que da broche de oro a la ópera.
Esta estructura se mantendría durante bastante tiempo, Primero Gluck, y luego Wagner harían cambios fundamentales en la estructura de la ópera.
La ópera es producto del renacimiento italiano, más en específico de Florencia, que durante finales del siglo XVI, un grupo de artistas llamados la camerata florentina, unidos bajo el patrocinio del conde Giovanni de Bardi. Esta estaba conformada por intelectuales, artistas y humanistas, pero fueron Jacobo Peri, Guilio Caccini y Ottavio Rinuccini, que se unieron para recrear el teatro clásico griego.
El pensamiento de estos intelectuales era que la música se había corrompido a comparación de la tradición griega, y que un retorno a la tradición de la antigua Grecia, haría que la música mejorara, así como la sociedad en general. Estuvieron inspirados por las ideas del historiador y musicólogo italiano Girolamo Mei, que sostenía que las tragedias griegas eran cantadas. Esto luego se pudo desmentir, sin embargo, la semilla ya había sido plantada en la mente de los intelectuales y artistas de la camerata florentina, así que empezaron a desarrollar sus ideas para regresar a la supuesta tradición clásica griega.
La camerata había criticado la música contemporánea de su momento, por el uso excesivo de la polifonía, ya como un rasgo de decadencia, y que dificultaba la transmisión de la letra de la música al ser una textura musical bastante compleja.
Fue así que la camerata propuso la creación de una nueva música con una línea melódica y acompañamiento, que pudiera transmitir la tradición de la tragedia y la comedia griega.
En 1582, Vicenzo Galilei, padre del famoso científico Galileo Galilei, musicalizó el lamento de Ugolino del infierno de Dante. Era según él, una imitación de cómo era la música en la antigua Grecia.
Caccini también fue conocido por interpretar sus canciones con una melodía y un acompañamiento sencillo de acordes. Esta nueva textura musical fue llamada Monodia. Se dieron rápidamente cuenta de las cualidades emotivas y dramáticas de la monodia. Fue así que Peri, Caccini y Rinuccini tuvieron la idea de contar una historia como “opera in musica”, es decir, una obra de música. Resultado del trabajo de estos tres artistas, fue la primer ópera en la historia, llamada “Dafne”, estrenada en el año de 1597, en el palacio de Corsi de Florencia . Desgraciadamente, solo sobrevive el libreto de Rinuccini y algunas partes de la música de Peri.
En 1598 Peri, Caccini y Rinuccini se unieron de nuevo para crear la ópera Eurídice, la cual sí ha sobrevivido hasta nuestros días, para la boda de Enrique IV de Francia y Maria de Medici. Siendo estrenada en el palacio de Pitti, el seis de octubre de 1600, Peri también interpretando el personaje de Orfeo.
Los instrumentos que se utilizaron para esta nueva práctica fueron varias violas da gamba, laudes, clavecín y órgano para el bajo continuo.
Un concepto importante a tener en cuenta, es que los miembros de la camerata, tenían como principio que la teoría precedía a la práctica. Sabiendo desde antes como debería de sonar y qué reglas respetar en la música.
Claudio Monteverdi sería quien llevaría un paso más lejos al recién creado género de la ópera, con la composición de Orfeo.
Se dice que en la boda anteriormente mencionada de Enrique IV y Maria de Medici, Vicenzo Gonzaga fue parte del público de la ópera Eurídice, así que Gonzaga le pidió a Monteverdi, que era parte de su corte, que compusiera una nueva ópera, utilizando como argumento el mismo mito y estilo musical de Eurídice.
Orfeo sería estrenada en Mantua en 1607.
Monteverdi revolucionaría el género con una nueva instrumentación poco común en su época. Utilizó: violas, violines, flautas, oboes, cornos, trompetas, trombones, clavecines, arpas y dos órganos pequeños. Para Peri, la ópera era literatura, así que la cuestión de la instrumentación era secundaria, pero para Monteverdi, la dotación instrumental fue muy importante, lo cual llevó a una obra más emotiva y contundente.
Orfeo fue una de las primeras obras operísticas donde se le asignaba partes específicas a instrumentos específicos. Aunque esto ya se hacía desde hace un par de décadas atrás por la escuela Veneciana, para la ópera era algo relativamente nuevo, aparte de también sumarle el uso de coros, conjuntos vocales renacentistas y la orquesta ya mencionada de casi 40 músicos en escena. Lo cual ya dejaba ver el origen de la orquesta tal y como la conocemos.
Aparte de que con su ópera: La coronación de Popea, acerca del emperador romano Nerón, fue el pionero en hacer una ópera histórica y no mitológica.
Como dato curioso, el origen de la palabra orquesta, viene de una de las partes del teatro griego. Esto nos habla de cómo hasta el día de hoy, la civilización occidental se basa en los principios e ideas clásicas, es decir, de la antigua Grecia.
Otro gran aporte de Claudio Monteverdi, fue el uso del acorde mayor con séptima menor sin preparación, que solamente se da en el quinto grado de la escala mayor o menor armónica. Escalas, o modos que serían los utilizados en el sistema tonal y la armonía funcional.
Esto sería un parteaguas en lo que más tarde sería la consumación del sistema tonal, que a palabras de algunos teóricos, es el sistema musical más contundente que se haya desarrollado en occidente.
Veníamos del uso de los siete modos griegos para luego solo utilizar el Jónico, o mayor, y el Eólico, o menor, con sus respectivas alteraciones para poder tener el acorde de séptima de dominante en su quinto grado.
Se podría decir que Monteverdi creó un nuevo tipo de entretenimiento desde aquel estreno en Mantua de la ópera Orfeo, sin embargo, difícilmente imaginó el rápido crecimiento y alcance de este arte. Desde Sicilia hasta San Petesburgo se crearon más de mil óperas antes del nacimiento de Mozart en 1756.
El nuevo arte se extendió rápidamente hasta Venecia, donde se habría de inaugurar el primer teatro dedicado a la ópera en la ciudad, en 1637. A finales de ese siglo habría ya 17 teatros más, lo cual haría a la ópera parte de la cultura italiana.
Hasta este punto la ópera trataba de temas profundos y dramáticos, lo cual le dio el nombre de ópera seria, que era contada a modo de diálogo con los recitativos, y las partes más emotivas y dramáticas con las arias, que permitían exhibir el virtuosismo de los solistas, por lo general castratis, que era hombres los cuales se les amputaban los testículos antes de la pubertad, para poder conservar su voz aguda. Podemos aun oír una grabación del último castrati llamado Alessandro Moreschi.
Nápoles, desde la edad media era un centro de educación musical con cuatro conservatorios, grandes maestros y muchos músicos y cantantes que se adaptaban a la perfección a la gran demanda de las óperas. Sin embargo, lo más preciado y llamativo eran los jóvenes castratis, cuya exquisita voz se mantenía hasta a la adultez. A pesar de que a ojos de hoy en día pareciera una barbarie, la familia decidía que el joven sufriera la amputación de sus testículos para así evitar la producción de testosterona y que los rasgos masculinos, en este caso la voz, no madurara.
Esto aseguraba una carrera prometedora al chico con ingresos supuestamente garantizados. Uno de los más famosos de su época fue Farinelli, que venía de una familia noble, fue castrado aunque se dijo que esto fue debido a una caída accidental del caballo, ya que la castración era un delito, aunque las autoridades se hacían de la vista gorda.
Aunque la mayoría de los chicos provenían de familias pobres de Nápoles, donde su esperanza de vida solo era de 30 años. Si tenían talento para el canto, lograrían una gran carrera, y si no, se ordenaban sacerdotes y cantaban en el coro del monasterio. Esta práctica era ya común desde la creación del Imperio Romano de Oriente, en la Constantinopla del 400 después de Cristo.
Muchos de estos niños morían al recibir grandes cantidades de opioides, o al tratar de dejarlos inconscientes apretando su cuello.
En Londres, la guerra civil inglesa a mediados del siglo XVII, hizo clausurar los teatros que no abrirían hasta la restauración de 1660. El compositor inglés Henry Purcell, inspirado por Shakespeare escribió “semióperas”, aunque la única ópera real y trascendente de un compositor inglés de antes del siglo XX, fue Dido y Eneas en 1689. Fue hasta que el alemán, Georg Friedich Händel alcanzaría el punto cumbre de la ópera en Londres con Julio Cedar y Tamerlano entre otras.
En París, se vivía una gran tradición de espectáculos bajo el reino de Luis XIV y el músico predilecto del rey, Jean Baptiste Lully, sin embargo fue hasta el triunfo de Pomona de Robert Cambert en 1671, sobre el primer libreto de Pierre Perrin, que la ópera comenzaría su crecimiento de manera considerable. Parte de la identidad de la ópera francesa del siglo XVII, fue el gusto por la danza, tanto del rey Luis XIV como del mismo Lully.
Lully dirigió la producción operística francesa del siglo XVII con la misma autoridad absoluta de su Rey Luis XIV. Fue un hábil político y un gran compositor de óperas maravillosas enriquecidas con danzas y divertimentos.
Lully nació en Florencia y llegó a París a los 13 años, empezó como un destacado violinista de la corte del rey y prosperó dentro de esta. Fue tanto el poder de Lully que ninguna ópera se representaba sin el permiso expreso de él.
Sus óperas más destacadas fueron: Acis, Armide, y Alceste, o el triunfo de Alcides.
Antonio Vivaldi, fue sin duda alguna, uno de los más grandes genios del barroco, tanto por sus obras instrumentales, como por sus óperas. Compuso 50 óperas, desgraciadamente solo se conservan 16 completas. El éxito de la ópera hizo del llamado cura rojo, un empresario que pudo hacer giras hasta Praga para las presentaciones de sus óperas. Aunque moriría arruinado.
Sus óperas más famosas fueron: La coronación de Dario, Orlando Furioso, la Olimpiada y el Tamerlano.
Giovanni Battista Pergolesi es por lo general recordado por su obra maestra Stabat Mater, sin embargo la fama le llegaría de manera casi accidental al añadir un entre acto humorístico a su ópera seria Il Prigionier superbo. Este entre acto fue la Serva Padrona, que lo haría alcanzar la cima y que haría que la Serva Padrona fuera el arquetipo de la ópera buffa.
Jean Phillip Rameau, fue el primer gran compositor de Francia, aunque tenía ya 50 años cuando escribió su primer ópera, Hipólito y Aricia, que fue una grata sorpresa para París.
Fue un compositor polémico, ya que muchos criticaron su estilo y lo llamaban barroco, turbulento y ruidoso, mientras otros lo calificaron como intemporal, y el tiempo demostró el genio del francés. Aunque Lully ya había muerto, su ideología seguía vigente y entraba en conflicto con el estilo de Rameau, lo que terminó en un pleito con el libretista lulista Charles Pierre Roy, en donde hubo golpes. Se convertiría en un personaje importante para la corte del rey Luis XV, donde compuso música para bailes, parte esencial de la ópera francesa.
En 1722 publicó su tratado de armonía e incluso Jean Jacques Rousseau y Voltaire colaboraron en sus libretos.
Sus óperas destacadas fueron: Las indias galantes, Platea y Los descendientes de Boreas.
Georg Friedrich Händel es considerado junto con Bach como los más grandes genios del barroco musical. Aunque nacido en Alemania, terminó siendo un ícono de Inglaterra. En 1719 ayudó a fundar la Real Academia de Música y se convirtió en su maestro de orquesta. El teatro de Haymarket pasó a ser el teatro del rey donde se estrenarían las óperas de Julio Cesar, Tamerlano, Rodelinda y Orlando.
Sus óperas más importantes fueron: Rinaldo, y las ya mencionadas anteriormente.
Pero una reforma vienés llegaría. A finales del siglo XVIII, Christoph Willibald Gluck emergió como figura de la reforma y llevó a la ópera del exhibicionismo vocal a la expresión del drama. Su versión de Orfeo y Eurídice abrió camino para la llegada del genio más grande de la ópera, Wolfgang Amadeus Mozart.
Él llegó en el momento perfecto para poder conocer la ópera seria y buffa, así como el Singspiel alemán, que era una forma de ópera con diálogos hablados en vez del recitativo cantado tradicional. Explotaron todos estos géneros, pero Mozart tuvo la audacia de transformarlos por completo.
Tenemos como ejemplos cuatro óperas que fueron icónicas como lo son: Las bodas de Fígaro, Cosi fan Tutte y la Flauta Mágica. Así fue que podemos dividir la historia de la ópera en antes y después de Mozart. Solo con decir que para los 13 años de edad, Wolfgang ya había compuesto óperas en tres estilos e idiomas diferentes. Desgraciadamente, antes de cumplir los 36 años, murió en la miseria económica.
De Mozart en adelante dividiremos a la historia de la ópera por país. Como lo fueron:
La ópera italiana, alemana, francesa, rusa, checa y moderna.
Cuando hablamos de Ópera Italiana, nos referimos a aquella del siglo XIX. Aunque en este país fue donde nació este género musical siglos atrás. Es para el siglo XIX que ya se encontraría consolidada y disfrutando de su climax.
La influencia de Mozart fue determinante para la ópera Italiana. Todos estos cambios llegaron de la mano del compositor alemán Johann Simon Mayr, que fue admirador de Mozart y Haydn, e inspiración para un joven Rossini.
Mayr llevó la instrumentación y armonía alemana a la ópera italiana, para así cumplir la función de puente entre el genio Mozart y Gioacchino Rossini.
Rossini es uno de los compositores de ópera más famosos de la historia, y tal vez la cara de la escuela operística italiana. Compuso ópera seria y buffa, aunque sería recordado más por esta última con obras como el Barbero de Sevilla y La Cenicienta.
Desarrolló todo un estilo idiomático para los cantantes. Llenó sus melodías de deslumbrantes gamas, coloraturas, y complicados pasajes que al público los deslumbraban por su virtuosismo y expresión emotiva. Este estilo fue bautizado como Bel Canto, o canto bello en español.
Luego Rossini emigraría a París en 1824, tratando de siempre estar fuera de las cuestiones políticas de la época, las conquistas de Napoleón y luego su derrota, así como el desmoronamiento de los viejos regímenes italianos y el poder de los endogámicos Habsburgo en Lombardia y Venecia, y los Borbones en Nápoles y Sicilia.
Rossini tuvo un retiro prematuro, al mudarse a París se convirtió en director artístico del Teatro Italiano, donde empezó a componer ópera en francés, ejemplo de esto fue Guillermo Tell. Con tan solo 37 años se retiró de la ópera. Las razones son un misterio, pero seguramente ya había amasado suficiente fortuna para vivir cómodamente. Las óperas más significativas de Rossini fueron sin duda alguna: Tencredi, La italiana en Argelia, El Barbero de Sevilla, Otelo, La Cenicienta, La Urraca Ladrona , La dama en el Lago, El conde Ory y Guillermo Tell.
Moriría a los 76 años en 1868.
Vicenzo Bellini es considerado el maestro del Bel Canto, el arte de cantar bellamente. Eliminó adornos y florituras de arias para lograr de manera más directa el dramatismo que quería comunicar.
Compuso solamente diez óperas debido a su prematura muerte a los 33 años. La edad de Cristo, diría tu mamá.
Fue el heredero directo de Rossini y su éxito fue sin igual, alabado por todos, debido a que simplificando melodías y orquestación logró transmitir mejor el mensaje de la ópera y sus emociones. Fue tanto el talento de Bellini, que incluso Wagner, férreo enemigo de la ópera italiana, reconoció la grandeza de su ópera Norma.
“No debemos avergonzarnos por derramar una lágrima y expresar emociones”
Richard Wagner.
Sus óperas más destacadas fueron: El pirata, Capuletos y Montescos, La sonambula, y Norma.
Gaetano Donizetti es el maestro de la ópera romántica italiana, con casi 75 compuestas por él. Tuvo la mala suerte de haber quedado entre Rossini y Verdi, pero por otro lado funcionó como puente para estos dos genios. Innovó eliminando los crescendos de Rossini y sus arias dobles y arias finales, así también rechazó la separación entre los recitativos y las arias para así lograr un resultado más continuo y fluido en su obra. Compuso tanto ópera seria como ópera buffa.
Siempre tuvo que batallar contra la censura de los libretos que utilizaba, es por eso que se presentaba en la Inglaterra protestante para evitar la censura católica. Sufrió la muerte de su esposa dando a luz a un niño muerto, lo cual lo inspiró a escribir la tragedia, Roberto Devereux.
En su vejez fue internado en un asilo mental hasta que regresó a Bergamo sufriendo ya de demencia.
Sus óperas más importantes fueron: Anna Bolena, Elíxir de Amor, Maria Estuarda, La hija del Regimiento, la Favorita y Don Pasquale.
Giuseppe Verdi es el mayor exponente de la ópera y con mayor éxito, así como el más representado. Aunque no fue un pionero como lo fueron Mozart o más tarde Wagner, la cantidad de óperas icónicas que tiene, hace que en cualquier casa de ópera no haya una sola temporada que se libre de una de Verdi en su cartelera.
Sus dramas a veces parecían irreales, sin embargo tocaban temas universales como el amor, la venganza, el poder y la muerte. Fue así que el adjetivo: operístico, acuñó su significado gracias a Verdi.
Sus obras son claras alegorías a la libertad y la unificación de los reinos italianos. Su obra fue el símbolo del Resurgimiento italiano que culminaría por fin con la unificación de la península itálica. Incluso era común el grito de “Viva Verdi” como parte de este resurgimiento patriótico.
El despegue de su carrera fue sin duda la ópera Nabucco de la cual se desprende “Va, pensiero”. Luego llegaría Rigolleto con el aria “La donna e mobile” y luego su obra más famosa: la Traviata.
Se volvió un tesoro nacional e increíblemente rico, incluso formó parte del parlamento de Turín. En 1901, murió a los 87 años, y durante el cortejo fúnebre en Milán, se unieron más de 20 mil personas que cantaron al unísono “Va, pensiero” de Nabucco. Fue considerado casi una deidad.
Sus óperas más famosas fueron:
Nabucco, Macbeth, Rigoletto, El Trovador, la Traviata, la Fuerza del Destino, Aida y Otello.
Giacomo Puccini es otro privilegiado de la ópera italiana gracias a La Boheme. Durante más de un siglo esta ópera ha sido la más representada, a pesar de solo haber compuesto diez óperas. Su vida se vió envuelta en escándalos. A los 20 años huyó con una mujer casada llamada Elvira Gemignani, y luego una joven sirvienta se quitó la vida en su propia casa al ser acusada por la celosa Elvira de estar embarazada de Puccini.
No compuso muchas óperas debido a que siempre le gustó viajar, y siempre tuvo el dinero para hacerlo, así como comprar coches, que eran una de sus pasiones, tanto así que tuvo un accidente automovilístico que le impidió trabajar durante ocho meses en 1903.
Sus óperas destacadas fueron: Manon Lescaut, La Boheme, Tosca, Madame Butterfly y Turandot.
Otros compositores de ópera italiana destacados fueron Pietro Mascagni con su muy famosa ópera: Caballería Rusticana y Ruggero Leoncavallo con su ópera Pagliacci
La ópera alemana ya existía desde el siglo XVII como “Singspiels”, obras habladas y cantadas. Las primeras tocaban temas religiosos como Adán y Eva, de Johann Thiele en 1678, que se estrenó en Hamburgo, y a principios del siglo XVIII se impulsó ahora con temas seculares de compositores como Reinhard Keiser o Georg Phillip Telemann.
Con la revolución francesa, Europa se dejó llevar por el romanticismo que luchaba por la individualidad, libertad y amor. En Alemania el Sturm und Drang, tormenta e impulso, favoreció la aparición de obras de autores como Schiller y Goethe, así como la idealización de la cultura folclórica inspiró a los hermanos Grimm para escribir cuentos tradicionales y mitos de la cultura germana. Esto sería la semilla para los libretistas de la ópera alemana.
Ludwig van Beethoven, es quizás el músico más famoso y grande de la historia de la humanidad, sin embargo solo escribió una sola ópera llamada Fidelio. Sin embargo, Beethoven dió lugar a partes vocales dentro de su novena sinfonía, lo cual era algo insólito en ese momento. Empezó a desarrollar proyectos para crear una ópera sobre Macbeth y Fausto, que él mismo decía sería su obra maestra, sin embargo no llegó a consumar sus proyectos.
Carl Maria von Weber llevó la ópera alemana al total romanticismo de la época, ya que aunque Beethoven y Mozart ya habían compuesto ópera en alemán, Weber decidió utilizar historias germanas, poniendo a la ópera germana en camino hacia Wagner.
Sus más grandes óperas fueron: Oberón, o el juramento del rey de los elfos y el cazador furtivo.
Richard Wagner es la encarnación del hazlo tu mismo. El no solo compuso la música de sus óperas, sino que también escribió los guiones, dirigió a la orquesta, seleccionó a los cantantes y construyó un magnífico teatro para las interpretaciones de sus obras. Siempre fue de personalidad extremista, tanto artísticamente como políticamente. Desde pequeño tuvo contacto con el teatro, al punto de considerar dedicarse a la dramaturgia.
Sus ciclos de óperas de igual manera son gigantes, con duraciones de casi 4 horas, tomando como inspiración la mitología germánica y nórdica.
Sus grandes óperas fueron: Tannhauser, el Holandés Volador, Tristan e Isolda, El oro del Rhin, la Valquiria, Sigfrido, El Ocaso de los Dioses y Parsifal.
Johan Strauss hijo, iba a ser banquero pero se enfrentó a los deseos de su padre del mismo nombre, y se dedicó a la música, incluso fue reconocido como el rey del vals de Viena. Fue nombrado director de música de baile de la corte bajo el emperador francisco José I. Se inspiró en la ligereza de las operetas francesas, como las de Jacques Offenbach, y fue así que puso música a más de una docena de operetas, comenzando con Indigo, para la cual compuso su famosísimo Vals del Danubio Azul. Sin embargo fue con su opereta “el murciélago” que logró gran popularidad y fue la opereta por antonomasia. Incluso en la película de Batman Inicia de Nolan podemos ver una representación de esta opereta, en donde un joven Bruno Diaz, al asustarse de la representación le pido a sus padres salir del teatro para luego ellos perder la vida en el callejón del crimen. Esto nos habla de la influencia de esta opereta, en esta versión fue una de las causas del origen de Batman.
Engelbert Humperdinck, no, no el cantante inglés. Este nació en Colonia, pensaba ser arquitecto pero decidió pasarse a la música. Fue tanto su talento que Wagner lo nombró su ayudante en el teatro de Bayreuth.
En especial destaca su ópera de Hansel y Gretel.
Erich Wolfgang Korngold fue un gran compositor romántico en la Viena de la primera guerra mundial cuando en el mundo se desarrollaba el modernismo. A los 18 años, en la misma noche se estrenaron sus dos óperas: “el anillo de Polícrates” y “Violanta”. Aunque su obra maestra fue La Ciudad muerta.
En 1934, tuvo que huir de Viena al ser judío, amenazado por el nuevo régimen que se acercaba desde Alemania. Viajó a Estados Unidos en donde se convirtió en un compositor muy solicitado para la creación de bandas sonoras en películas de Hollywood. Compuso la música para Las Aventuras de Robin Hood, entre muchas otras, ganando dos estatuillas del Oscar. Incluso su música inspiró a John Williams en la creación del tema de la Guerra de las Galaxias.
Desgraciadamente al regresar a Viena sus óperas, como “die Katrin” recibieron muy malas críticas.
Richard Strauss es considerado el último compositor romántico alemán. Compuso quince óperas, entre ellas la maravillosa “Salomé” hasta el homenaje a Mozart en “el Caballero de la Rosa”. Otras óperas importantes suyas fueron: Elektra, Ariadne en Naxos, La mujer sin Sombra, Arabella y Capricho.
La ópera francesa se remonta a la corte en el Palacio de Versalles en 1669, teniendo una gran importancia en la sociedad francesa. Pero logró llegar a su punto más importante en el siglo XIX con el desarrollo de la Grand Ópera, con cinco actos y escenografías imponentes y recargadas. También vale la pena mencionar a la ópera comique y la opereta.
Luigi Cherubini fue un compositor nacido en Florencia, Italia, sin embargo emigró a París dos años antes de la Revolución francesa. Desde 1822 hasta su muerte, fue director del Conservatorio de Música de París.
Sus óperas más destacadas fueron: Medea, Eliza, Lodoiska y Las dos Jornadas.
Giacomo Meyerbeer fue un compositor alemán, aunque se considera parte de la ópera francesa. Durante su vida gozó de gran reconocimiento, aunque hoy en día su obra cayó en el olvido. Su gran sonido y la escala sobredimensionada de sus óperas inspiró a Verdi y a Wagner, aunque este último lo atacara en su ensayo: “Judaísmo y música”.
Sus óperas más notables fueron: Roberto el diablo y Los hugonotes.
Hector Berlioz es tal vez, el músico francés más famoso junto con Debussy. Se le considera el padre de la orquesta moderna, así como ser increíblemente influyente. Su obra fue muy conocida en el Reino Unido y en Alemania, y su carrera en la ópera fue bastante frustrante, ya que la Ópera de París le negó la entrada después de fracasar con “Benvenuto Cellini” en 1838. Berlioz comenzaría estudiando para ser médico, sin embargo terminó por decantarse a la música. Luchó bastante para lograr reconocimiento como compositor de ópera, aunque parece que logró hacerse más notable como crítico de música. Aunque como ya sabemos es uno de los compositores más grandes de la historia de la música.
Sus óperas destacadas fueron: La condenación de Fausto, Los Troyanos, y Beatriz y Benedicto.
Chales-François Gounod fue un destacable compositor, tanto para música sacra, como para la ópera. Es muy conocido por su Ave Maria inspirado en un preludio de Bach, y la Redención. Estuvo un par de años en un seminario, y estudió música sacra en Roma.
Sus óperas más recordadas son: Fausto,y Romeo y Julieta.
Jacques Offenbach fue hijo de un cantante, y lograría ser el maestro de la opereta francesa. Con tramas absurdas y música genial, sus óperas buffas eran aclamadas en el París del siglo XIX.
Sus óperas más famosas fueron: Orfeo en los infiernos, La bella Helena, y los cuentos de Hoffmann.
Georges Bizet, es recordado por una sola ópera, Carmen. Aunque escribió otras óperas. Fue un niño prodigio, y a los nueve años ya estudiaba en el conservatorio de París. Se le había acusado de ser un compositor oscuro, y fue con Carmen que esperaba cambiar las críticas. Desgraciadamente el estreno de Carmen fue un fracaso. A pesar de ello, con el tiempo esta ópera sería aclamada como una obra maestra de la música, aunque Bizet no sería capaz de ver su éxito debido a que murió apenas a los 36 años de edad.
Jules Massenet, fue el compositor que dominó la escena de la ópera francesa de finales del siglo XIX. Compuso más de 30 óperas de todos los estilos, desde la ópera íntima seria y el verismo, hasta la ópera comique y la Grand ópera. Siendo Manon y Werther las más representadas hasta el día de hoy.
Claude Debussy, marcó un antes y un después en la música occidental, puso un pie fuera de la tonalidad, dándole la importancia al color de cada acorde, en vez de la relación entre sí, es decir, desarrolló un lenguaje en donde la armonía no buscaba resolver al reposo como en la armonía tradicional, lo cual lo llevó a encabezar el movimiento del impresionismo musical. Aunque en cuestión de la ópera, solo compuso una, “Peleas y Melisande”.
La ópera rusa surge como respuesta a toda la importación cultural musical de Europa Central en la década de 1830. Así que tomaron elementos folclóricos propios de la cultura y religión rusa para crear una ópera inconfundible y nacionalista, así como romántica.
Mijaél Glinka es considerado el padre de la ópera rusa. Estudió en San Petersburgo para luego viajar a Italia a seguir con su desarrollo musical. A su regreso comenzó a componer ópera sobre Rusia, utilizando elementos de la cultura folclórica rusa, definiendo el estilo nacionalista ruso del siglo XIX.
Sus óperas más importantes fueron: Ruslán y Liudmila, Iván Susanin y Una vida por el zar.
Modest Mussorgski, es el más nacionalista de los compositores rusos, y se consagró con la épica ópera Boris Godunov. Rechazó el “arte por el arte”, ya que escribió música vocal que imitaba las inflexiones y entonaciones del lenguaje hablado por medio de arias declamadas y coros inspirados en la iglesia ortodoxa y la tradición popular.
Él iba a ser militar, entrando a la guardia imperial a los 17 años, hasta que a los 19 sufrió una crisis nerviosa y dejó el ejército.
Sus óperas más famosas fueron: Boris Godunov y Khovanshchina.
Piotr Ilich Chaikovski, es tal vez el músico ruso más famoso, en especial por sus sinfonías y su música de ballet, pero también compuso varias óperas como la dama de picas y Eugene Oneguin, ambas inspiradas en Alexander Pushkin. En su catálogo hay varias óperas más, sin embargo hoy en día es rara la ocasión en que son representadas fuera de Rusia. Aparte de las dos óperas ya mencionadas, también son importantes: Iolanta, La hechicera, Mazepa, y la Doncella de Orleans.
Nikolai Rimski-Korsakov, no solo fue un gran compositor, sino un gran maestro de figuras como Prokofiev y Stravinski. Es en especial famoso por su obra Scherezada, sin embargo compuso 15 obras escénicas propias como La dama Pskov y El Gallo de Oro… No, no nos referimos a Valentín Elizalde.
Igor Stravinski es uno de los grandes músicos modernos, desde la utilización de elementos de la tradición musical rusa, hasta lo que compuso en Francia y Estados Unidos.
Compuso cuatro óperas, de las cuales, El ruiseñor, Mavra y Edipo Rey están incompletas, solo el Progreso del Libertino fue terminada.
Sergei Prokofiev creó música de casi todos los géneros, y también compuso una docena de óperas. Siendo Guerra y paz la más importante, pero en vida solo vio el éxito de El amor de las tres naranjas.
Dimitri Shostakovich fue el compositor más importante de la unión soviética. Su vida artística estuvo regida por las indicaciones que debía seguir según el régimen soviético. Tuvo dos grandes óperas: La nariz y Lady Macbeth del distrito de Mtsenks.
En el siglo XIX, cuando el nacionalismo corría por toda Europa, los checos vieron esto como la oportunidad de deshacerse de los vestigios de los antiguos gobiernos de los Habsburgo, y de dejar a un lado el habla alemana, para así, de la mano con la ópera dar lugar a su idioma, historia y folclore propios.
Entre ellos tenemos a Bedrich Smetana, con La novia vendida, y Dalibor. Luego Smetana sufriría de una sífilis crónica que lo volvió loco y murió en el manicomio en 1884.
Antonin Dvorak es quizás el compositor checo más famoso, en especial por su sinfonía del nuevo mundo. Desgraciadamente no tuvo el mismo éxito con sus diez óperas compuestas, tanto serias como cómicas. Solamente Rusalka sería la que perduraría.
El gigante de la ópera checa sería Leos Janacek. Su música estaba ligada fuertemente con el folclore checo, pero sus óperas eran tremendamente modernas. Tendría el reconocimiento hasta lo sesenta y dos años. Algunas de sus obras más importantes fueron: Jenufa, La zorrita astuta, y Katia Kabanova.
La era moderna llevó a la ópera hacia nuevos horizontes. La tecnología de grabación hizo a los cantantes de ópera en grandes estrellas de masas. La ópera empezó a incorporar las complejidades de la vida moderna, su carácter efímero y sus nuevos sonidos y paisajes urbanos.
Podemos decir que el primer músico en desarrollar un lenguaje moderno fue Arnold Schoenberg. Estableció la segunda escuela de Viena y creó el sistema dodecafónico. Sus óperas más destacadas fueron: Moises y Aarón, aunque está incompleta.
Alban Berg, es aclamado como la supuesta figura clave de la música del siglo XX. Aunque solo escribió dos óperas, Wozzeck y Lulú que quedo inacabada tras su muerte, fue un gran exponente del expresionismo y hasta el día de hoy Wozzeck es representada comúnmente.
Otro músico importante fue el húngaro Bela Bartok, aunque solo compuso la ópera El castillo de Barbazul, esta se ha ganado un lugar hoy en día.
George Gershwin, es sin dudas el compositor más destacado de Broadway. Con su única ópera Porgy and Bess, revolucionó el teatro musical estadounidense, y sentó las bases para lo que sería la cultura del musical hasta el día de hoy, pasando por Leonard Bernstein con West Side Story.
En México tenemos grandes ejemplos de ópera como Melesio Morales con Ildegonda o Anita, así como Keofar de Felipe Villanueva, Atzimba de Ricardo Castro, El rey poeta de Gustavo E. Campa, Zulema de Ernesto Elorduy, y la primera ópera en Mexico de Manuel de Sumaya con La Parténope, aunque de esta se perdió la música. Y a esta lista podemos sumar muchísimos más compositores y óperas.
En el siglo XX tenemos más compositores de ópera como lo fue Carl Orff, Francis Poulenc, y Benjamin Britten, hasta los que consiguieron sonoridades más extrañas y excéntricas como lo fueron Olivier Messian con San Francisco de Asís, Ligeti con el gran macabro, Luciano Berio con el Rey Escucha, Karlheinz Stockhausen con Jueves desde la Luz y Phillip Glass con Einstein en la playa.
Este tipo de composición operística menos accesible para el público en general, hizo que tomaran el reflector los cantantes, en vez de los compositores de ópera. En el siglo XX tenemos a Maria Callas, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Rolando Villazón, o Anna Netrebko, entre muchísimos más.
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Las voces operísticas necesitan de ciertas cualidades que los cantantes desarrollan a través de años de estudio y práctica. Es un entrenamiento que fortalece todo el sistema fonador, que aparte de utilizar las cuerdas vocales, usa el diafragma, cavidad bucal y los senos paranasales.
De este proceso nace la voz operística con su característico sonido llamado “impostado”. Gracias a todo el entrenamiento aprenden a poder proyectar su voz en los teatros y así no necesitar micrófono.
Las voces son clasificadas dependiendo de su registro, siendo este por lo general de dos octavas. Luego vendría una subclasificación que determina si son voces ligeras o pesadas, líricas o dramáticas, habiendo al menos seis categorías de sopranos y tenores, es decir, no es probable que un tenor wagneriano cante como tenor un aria de Mozart. En el caso de las sopranos, por ejemplo, pueden ser descritas como soprano ligera, soprano de coloratura, soprano soubrette, soprano lírica, soprano lírico spinto, soprano dramática o soprano lírica-ligera.
Las voces de mujeres, por ejemplo se clasifican en las siguientes:
Contralto, con un rango desde aproximadamente Fa3 a Re5, Mezzosoprano de La3 a Fa5, y Soprano de Do4 a La5.
Para los hombres tenemos a los tenores con un rango de Si2 a Sol4, el barítono de Sol2 a Mi4 y el Bajo de Mi2 a Do4. Hay hombres que pueden cantar en el registro de las mujeres, llamados sopranistas o contratenores, siendo este último encontrado más comúnmente en la ópera, incluso cantando partes que habían sido escritas para castrati.
Todo esto en el sistema de indice acústico internacional.
También hay que tener en cuenta que la voz va cambiando a lo largo de la vida. Así que podríamos cambiar de registro a través de los años.
No cabe duda que la ópera seguirá vigente mientras el drama y el romanticismo de las historias se vean reforzadas por el poder de la música y su carga emotiva.
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https://hmong.es/wiki/Dominant_seventh_chord
Guías visuales Altea, DK, Ópera, Alan Riding y Leslie Dunton-Downer
https://misoperas.wordpress.com/2015/02/27/estructura-de-una-opera/
Habanera de Kevin MacLeod cuenta con una licencia Creative Commons Atribución 4.0. https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Fuente: http://incompetech.com/music/royalty-free/index.html?isrc=USUAN1100656
Artista: http://incompetech.com/
Egmont Overture de Kevin MacLeod cuenta con una licencia Creative Commons Atribución 4.0. https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Fuente: http://incompetech.com/music/royalty-free/index.html?isrc=USUAN1200069
Artista: http://incompetech.com/
Local Forecast - Slower by Kevin MacLeod
Link: https://incompetech.filmmusic.io/song...
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